Exactamente, y también dice el artículo de Gaxiola, Kushida y Sánchez (2022) que la educación quirúrgica carece de una definición precisa y se basa en teorías educativas fragmentadas y dispersas, sin un modelo integrado que permita un enfoque holístico y riguroso. Esta falta de cohesión teórica dificulta la planificación y ejecución efectiva de programas de enseñanza quirúrgica, afectando la calidad de la formación de los estudiantes.