Es importante reconocer que, aunque la tecnología ofrece muchas ventajas, su implementación debe ser reflexiva y equilibrada. Los docentes deben estar capacitados no solo en el uso de herramientas digitales, sino también en cómo integrar estos recursos de manera efectiva en su enseñanza. De lo contrario, se corre el riesgo de que la tecnología se convierta en un sustituto de la interacción directa y la formación práctica, que sigue siendo un aspecto fundamental en la medicina.