Sin embargo, no pongo en duda que lo que ocurrió no fuera inescrupuloso, violento y macabro, incluso para la época. Y así lo señalaría la amplia intervención religiosa, que pasó de imponer el cristianismo a querer de verdad salvar a aquellas almas; y tratados como el de Bartolomé de las Casas, que defiende al indio y y lanza una súplica ante la situación que se estaba viviendo.