Jamás nadie dejaría su lengua libremente para abrazar otra. En este caso concreto, se produjo un proceso de sustrato, es decir, una hegemonía de la lengua del pueblo conquistador frente a la del conquistado. Y, con el paso del tiempo el pueblo conquistado tuvo que acatar la lengua si quería comunicarse con el resto, dejando a un lado, cada vez más, su lengua materna.